Capitulo 4. Para cerrar

Si he tardado tanto en escribir esta la que va a ser la ultima entrada (al menos de momento) del blog, es porque quería acabar con algo que dejara un buen sabor de boca, algo más o menos alegre. Y ya sabéis lo que me cuesta eso. Así que no voy a hablaos de la vuelta y como la estoy llevando, que era la idea que llevaba en mente.

Capitulo 3. La búsqueda.

Aunque este capitulo de la historia de mi viaje llevo pensándolo casi desde que puse un pie en Nueva Zelanda he aguantado hasta ahora para intentar conseguir otro final. Quería un final diferente. Uno que, al menos, no hablara de fracaso.

La Kiwi House

 

Si ha habido un lugar en Nueva Zelanda donde me he llegado a sentir casi como en casa ese es sin duda La Kiwi House de Christchurch. Aquí hemos pasado más de un mes entre argentinos, ingleses, franceses, alemanes y japoneses. Es uno de esos albergues que tienen algo especial. Algo que los hace más familiares y acogedores que el resto, aunque estén un poco más sucios, aunque no tengan las comodidades de los otros, pero por alguna extraña razón tienen ese aire de casa grande en la que te juntas con amigos a pasar unos días.

La vida en la mochila

Una de las cosas más pesadas de viajar es la sensación de vivir pegado a tu mochila. Durante más de dos meses hemos vivido así, sin la posibilidad de deshacer la maleta, de un albergue a otro, guardando, casi cada día, todo en la maleta para volverlo a sacar al día siguiente. Revisando cada vez que te vas de un albergue que no te dejas nada, porque si algo se queda probablemente no lo volverás a ver nunca.

De ruta hacia el Sur

Harto ya de esperar en Christchurch alguna oportunidad que cada vez se ve más lejos, opté por hacer un poco de turismo por la isla sur. Me cruce con un Navarro llamado Javier en el albergue, me comentó la ruta que planeaba hacer y sin pensármelo mucho más cogí mochila y saco y me apunte a la excursión.

La montaña rusa y la espada de Damocles

La gran mayoría de los que andamos por estas islas perdidas de la mano de Dios tenemos la sensación constante de vivir en una montaña rusa y de que sobre nuestras cabezas pende no solo una, sino dos espadas de Damocles.

La Península de Akaroa

Los domingos seguimos con nuestras excursiones, y ahora que por fin tenemos coche podemos ir un poco más lejos. Así que este domingo aprovechando que hacían una fiesta francesa nos fuimos a Akaroa. Allí había mucha gente de Christchurch, sobretodo españoles y latinos que no saben quedarse en casa los domingos.